Resido en el exterior, vengo a visitar a mi familia por el verano y usé los servicios del correo para enviar efectos personales desde Europa. Al momento de llegar la notificación del correo en Quito para acercarme a retirar mis envíos me habían aplicado la forma de “consolidación de mercancías” ,es decir que, al exceder el peso de cuatro kilogramos debía “donar” toda mi ropa y la de mi familia a la Secretaría encargada de la Política Social del Estado. La funcionaria me explicó que esa es la ley y por ser ropa “usada”. Al explicarle que eso era ropa nueva incluida la de mi hijo de un año y que las partituras son de mi esposa que es pianista me hicieron firmar una hoja de “fraccionamiento” o “separación de mercancías”. Llegado el día del “fraccionamiento” el funcionario de aduanas a su criterio separó lo que él pensaba era “nuevo” de lo “viejo” y en una gran funda plástica se quedaron mis pertenencias y las de mi familia “donadas” obligatoriamente a la Secretaría de la Política Social del Estado. Para retirar lo que quedó de mis pertenencias, fruto del trabajo, todavía debí pagar unos impuestos al correo y otros a la aduana y la carga no estuvo completa, al final le hicieron otra “revisión” en ausencia a mis pertenencias. ¿Eso es el Ecuador del siglo XXI?