Han pasado ya doce días desde que los paros, actos de violencia, desesperación y destrucción del país comenzaron a ser la única noticia de la que hemos sido parte. Con el actual diálogo, el futuro de nuestro país es incierto. El decreto 883 ya ha sido derogado, y ahora, esperamos al anuncio del reemplazo del mismo. Todo es preocupante, y nos preguntamos qué pasará con la restauración de la cuidad, la rehabilitación de las personas damnificadas, si la economía ecuatoriana mejorará o por el contrario afectará a cada ciudadano.
No se trata de ponernos de un lado o del otro, se debe estar a favor en que los resultados del nuevo decreto sean benéficas para todos los ecuatorianos y todo lo que ha sucedido, nos enseñe a unirnos, no pelearnos entre nosotros y que toda medida, nos lleve a un Ecuador mejor y próspero para todos.