Por pedido presidencial, en las redes sociales le están haciendo llegar la lista de los nuevos ricos del país pertenecientes al movimiento político gobernante. Y cada día, la misma, está más extensa. Esto nos hace pensar que el nuestro es un Estado de oportunidades y ojalá todos pudiéramos conseguir estar en ese rol de los afortunados o al menos conseguir el pregonado buen vivir.
Con este antecedente también es oportuno escribir una lista de los nuevos pobres del país y particularmente de las provincias petroleras, claro está, gracias al bajo precio del mal llamado oro negro y a la galopante corrupción en el manejo económico de las instituciones dependientes, autónomas y privadas.
La crisis que estamos atravesando nos está llevando a la quiebra económica a todos los proveedores de bienes y servicios de la industria petrolera, transportistas terrestres y fluviales, proveedores de materiales de construcción, alimentos, servicios de hospedaje, ferreterías, talleres metalmecánicos, tornos, etc. y una inmensa cantidad de colaboradores que han sido despedidos de las empresas involucradas en la producción del hidrocarburo.
Además, hay que añadir a esta lista a un asambleísta y una alcaldesa de estos lares que se han empobrecido. Está a la vista que se los ha ‘pillado’ abaratando sus costos de vida, ¡pobrecitos ellos! y muy solidarios, comprando en La Hormiga, en el Putumayo.
Y una vez más cabe preguntar al señor ‘ministro de la felicidad’: ¿qué mismo hacemos para ser felices?