En torno al interesante artículo de opinión, “Drogas, militares y policías”, bien logrado por el señor Alberto Molina Flores, Columnista invitado de EL COMERCIO y que contiene una reseña cronológica, respecto de la penetración de las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas en diferentes estamentos sociales de algunos países hispanoamericanos, como un complemento relacionado con este grave fenómeno que también ha afectado a nuestro país, me permito emitir mi criterio personal sobre este asunto.
Desde que el 19 de junio de 1992 se ejecutó la “Operación Ciclón” por parte de la Policía Nacional contra una organización de tráfico de drogas, en años posteriores se llevaron a cabo otras operaciones policiales de gran magnitud que tuvieron como objetivo desarticular estructuras delictivas cuyas acciones al margen de la ley fueron evidencias a su debido momento en forma muy detallada por los distintos medios de comunicación social.
Los archivos policiales de la época, lamentablemente, dan cuenta que un ex gobernador provincial, militares en servicio activo y pasivo, así como otras personas connotadas, de una u otra manera también estuvieron involucrados en actividades ilícitas con estos grupos delictivos que actuaban en diferentes ciudades del Ecuador. De estos casos, abundan la información y pormenores, dentro de los informes policiales de las Operaciones Ciclón (1992), Armenia (2002), Aniversario (2003) y Huracán de la Frontera (2009), entre otras.
Apoya mi opinión, la nota de prensa que EL COMERCIO, con el título de “Mafia de ex capitán operaba desde una hacienda en Los Ríos”, coincidencialmente la publicó en la página 3 de la edición para el lunes 10 de junio de 2013.