El Ecuador está de luto; partió uno de los hombres más transparentes, honrados, dedicado a luchar para que no haya injusticias en el Ecuador, defensor de los trabajadores, adalid en la lucha contra la corrupción, incansable en las tareas de justicia y restablecimiento de la institucionalidad en la estructura del Estado.
A sus 88 años nos deja un ejemplo de integridad, veracidad y rectitud sin claudicaciones. Las muestras de pesar de todo un conglomerado social ante este infausto suceso es la mejor demostración de respeto y admiración al profesional del derecho, al catedrático universitario, al hombre de bien que siempre estuvo junto a los sectores más vulnerables del país.
Su ubicación ideológica nunca puso freno a su ímpetu de trabajar por el beneficio del Ecuador. Ante este lamentable hecho vale puntualizar dos actos que resultan lapidarios, que la historia posterior los juzgará con todo el rigor de la razón y la justicia. En las tareas como integrante de la Comisión Anticorrupción fue enjuiciado por el señor Carlos Pólit, ex Contralor de la Nación, acusándolo de difamador, con lo cual consiguió una sentencia de un año de prisión para el Dr. Trujillo y demás integrantes de dicha Comisión, luego de lo cual retiró los cargos y viajó a Estados Unidos en calidad de “turista”, hoy es un prófugo de la justicia.
El hecho que produjo la hemorragia intracraneal grave del ilustre Dr. Trujillo fue un ataque verbal alevoso de un grupo de simpatizantes del Sr. Rafael Correa, quienes gritaban: ¡ vago, ladrón! ¿Vago? Un digno caballero que a pesar de su edad seguía trabajando. “Ladrón” epíteto lanzado por simpatizantes de un grupo que se constituyó en el más grande atracador de los fondos públicos. No estaban insultando a uno de sus integrantes, sino a un respetable caballero ecuatoriano.