El Gobierno de la Revolución Ciudadana, que lidera firmemente el presidente Rafael Correa Delgado, cumplió nueve años seguidos en el manejo de la cosa pública.
El 24 de mayo de 2017, el sucesor de RC se estará posesionando. La administración liderada y dirigida por Rafael Correa ha dado estabilidad al país: serán 10 años continuos. Tiempo que contrasta con administraciones anteriores que no pudieron mantenerse en funciones por diversas causas. Durante los últimos nueve años ha habido una gran inversión pública en salud e inclusión social, en educación y tecnología, en construcción de obras públicas (carreteras y puentes) y en obras civiles para el aprovechamiento del agua; en telecomunicaciones… El SRI jugó un papel especial en la recaudación de tributos. La administración de justicia ha tenido grandes avances en talento humano (jueces, fiscales y trabajadores judiciales fueron permanentemente capacitados) y en infraestructura. En fin. Asimismo, hubo muchos errores de por medio, pues ¡qué duda cabe, errar es humano! La oposición a la administración de la Revolución Ciudadana ha sido mediocre; muchas veces pecó de infantil e ingenua; otras, de mala fe.
El presidente Correa ha demostrado -por larga data- ser un gran comunicador, pues los enlaces sabatinos han servido como tribuna para rendir cuentas de sus actos públicos y de su administración, a despecho de los “mismos de siempre” que aparecen como sus opositores y “sufridores”, y que pretenden que desaparezcan las sabatinas, coartando así el deber presidencial de informar permanentemente a la ciudadanía.
De la orilla opositora no hay figuras políticas serias que hagan “coteja” al binomio que saldrá de las filas del movimiento cuyo adalid es Rafael Correa; el tiempo me dará la razón.