Eso es lo que me produce llegar a Bahía de Caráquez (Manabí) Es una ciudad pequeña con varios edificios, la mayor parte ocupados por familias de la sierra y un intenso turismo. A raíz del terremoto, en que muchos edificios y viviendas se vieron afectados, se ha convertido en un pueblo fantasma. Los ecuatorianos y extranjeros donamos mucho dinero para su reconstrucción. Lamentablemente éste no sabemos a dónde fue a parar pues todo está peor que antes y más aún, el espíritu de sus habitantes parece haber perdido el espíritu que siempre los animó. Las casas, que son patrimoniales, siguen destruidas, las calles, nunca se rehabilitaron. Hoy dicen que están realizando el soterramiento de los cables, (se debería hacer en épocas en que no hay mayor turismo) la luz y el agua son relativos, los servicios, que en un tiempo eran excelentes, gracias en parte al turismo, hoy, si existen están en malas condiciones. En estas circunstancias, ¿cuántas personas desearían regresar?
Se habla de intensificar el turismo pero éste se limita a una intensa propaganda que no va ni mucho menos acompañada de la infraestructura que se requiere para que eso sea una realidad. En éste, como en muchos otros casos, debemos preguntarnos ¿dónde está el dinero que con tanto entusiasmo dimos todos?