En noviembre del año anterior, el Ministerio de Educación convocó a los docentes a la recategorización para lo cual debían cumplir con los requisitos de titulación, tiempo de servicio, capacitaciones, publicaciones y finalmente rendir una prueba online de 120 preguntas relacionadas con su área de trabajo. Una gran cantidad de maestros con 26 a 30 años de servicio y títulos de cuarto nivel, se encontraba en la categoría G, la más baja de todas. Con la supuesta recategorización, subirían a la D o C, según corresponda.
Luego de someter a una gran presión a los docentes, tomarles unas pruebas fuertes y pedirles documentos notarizados, les llegó el acuerdo a los que sacaron puntajes altos indicándoles que estaban recategorizados y la correspondiente felicitación.
Al momento de cobrar sus haberes, se enteraron que solo les reconocían una categoría por año. Es decir, si subían 400, les pagaban 90 por año y dentro de 4 años llegarían a ganar el sueldo de la categoría nominal. Ni en los gobiernos de derecha se produjo una situación similar. El maestro que ascendía, cobraba con retroactivo. Ahora el maltrato al docente es en todo sentido, económicamente y dejando sin recursos a los planteles educativos. Sin embargo, la propaganda oficial difiere mucho de la realidad, sacan publicaciones de los excelentes salarios, las maravillosas obras. Que la ciudadanía sepa que esto no es verdad. Llama la atención el silencio del pueblo y de los maestros ante los atropellos, entre los cuales está la toma del FCME. Si bien la auditoría determinará si hubo o no razón, hubo allanamiento y prepotencia para forzar a salir a las autoridades. Reaccionemos, exijamos la verdad.