Es una sentencia atribuida al dictador romano Julio César la que a través de la historia se ha manifestado en muchas ocasiones, especialmente en la clase política, misma que en las recientes elecciones nacionales se mostró claramente por los sorpresivos resultados casi a nivel nacional, que con excepción de Guayaquil y provincia del Guayas, más alguna otra en menor porcentaje, ha dado al traste a prestantes personalidades que por no haber contado con asesores experimentados en acercamientos con la ciudadanía y partidos en algo afines les quitaron la oportunidad de llegar al manejo de sus ciudades o provincias…
Desafortunados resultados que han traído a mi mente aquella romana real y tajante frase que, para este quiteño deseoso de tener un conciudadano como burgomaestre de la ‘Carita de Dios’, la presencia de aquellos 18 Candidatos (80 por ciento con el solo afán de figuración a futuro) fue un garrafal error que pudo haberse evitado si se hubiese hecho contactos apropiados y presentaciones populares para elevar aún más la proyección de aquellos aspirantes con mayor relevancia y méritos… ahora lamentablemente perdedores… ¡Viva Quito!