A lo largo de estos 16 meses, la prensa ha informado sobre centenares de casos de corrupción en la Administración Pública, sin embargo sobran los dedos de las manos para contar a los privados de libertad y los dólares recuperados. Con la moda de los “procedimientos abreviados” los culpables admiten sus delitos, “colaboran” con la justicia y se hacen merecedores de penas ridículas, que para colmo luego les son rebajadas. Quienes se apropiaron de los recursos públicos priorizando su bienestar particular, permanecen unos pocos meses en prisión y salen a disfrutar del dinero mal habido gozando del respeto y consideración de la sociedad, caracterizada por su mala memoria y tolerancia de estos delitos cometidos por personas “respetables”.
La nueva justicia que creíamos cambiaría el modelo de la década ganada, sigue igual. Esta semana se ha llegado al colmo de denunciar que varios jueces “compraron” sus puestos, por lo que la tan mentada cirugía radical de la corrupción seguirá siendo una quimera. El mensaje para los nuevos funcionarios públicos es muy claro: roben lo que puedan, se aguantan un chance en la cárcel y a disfrutar de lo ganado, el “sacrificio” ¡vale la pena!