108 años, de los cuales más de 50 han sido mi compañía. Como anécdota relato que en mi infancia me escapaba a la casa de hacienda cada vez que podía, con el fin de ver y leer el contenido de este querido diario; ya de estudiante en la capital tuve que hacerme amigo del dueño de una peluquería para que me permita leerlo todos los días; hasta que llegamos al 2014 y, en donde quiera que me encuentre, siempre busco la edición impresa -si no hay, recurro a la virtual-. Su renovado formato lo ha convertido en un medio ágil y fácil de leer, acorde con estos tiempos, lo que permite aprovechar de mejor manera los contenidos que siempre han sido de primera calidad; particularmente me gustan el editorial y las páginas de opinión porque ilustran y orientan. Que sigan Juan adelante por muchos años para beneficio de nosotros los lectores.