Diálogo y conciliación

En el momento actual, se renueva el espíritu y se recupera la confianza perdida al escuchar las palabras del papa Francisco, quien se encuentra dirigiendo cambios sustanciales en la Iglesia, con un claro enfoque de compromiso con los pobres y la dignidad de los seres humanos. "¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!", ha dicho el papa Francisco, y luego declara al mundo que "la dignidad no es la que da el poder o el dinero. La dignidad nos la da el trabajo y un trabajo digno". Sin embargo, reconoce el papa Francisco que "hay tantos sistemas sociales, políticos y económicos que han hecho que ese trabajo signifique aprovecharse de la persona".

El Papa sentencia con total convicción: "Hay que abatir con decisión las barreras del individualismo, del encerrarse en sí mismos, de la esclavitud de la ganancia a toda costa; y esto, no sólo en la dinámica de las relaciones humanas, sino también en la dinámica económica y financiera global".

Los dirigentes de países y las grandes corporaciones internacionales deberían escuchar la voz firme, enérgica y llena de amor del papa Francisco para reemplazar sus políticas de concentración de la riqueza por políticas económicas y sociales, orientadas a la atención de las necesidades de las grandes mayorías, hoy postergadas por visiones egoístas e intereses de grupos minoritarios, que conducen a los pueblos a enfrentamientos e incluso al derramamiento de sangre inocente, como ocurre hoy por hoy en Venezuela, país hermano que requiere con urgencia del diálogo y conciliación.

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