Resulta cuando menos ofensivo para cualquier lector que tenga la desdicha de acceder a los informes de prensa redactados en base al supuesto diálogo para un, supuesto, Ecuador Posible, ver cómo una institución que en teoría; y se nota que nada más que “en teoría”; debería representar los intereses de quienes trabajan día a día para sacar este país adelante.
Los empresarios, representados por un político como Blasco Peñaherrera Solah, en lugar de realizar foros que competan a la materia de la cual se dicen representantes, reúnen a los políticos de oposición; unos menos respetables que otros; para politizar la acción empresarial y usar a la institución como una catapulta política.
El señor Peñaherrera Solah debería, como mínimo, renunciar de manera inmediata a la presidencia de la Cámara de Comercio de Quito, para, solo así, poder legítimamente ejercer la tan desmerecida profesión política.