El padre también merece nuestro homenaje

El día universal de la Madre fue el primero en celebrarse; después, el del Padre porque reconocimos que merece muestro homenaje. La cosa comenzó en Spokane, Washington, EE.UU., pues a Luise Smatt, huérfana de madre desde niña, se le ocurrió que debía crearse el día del padre, ya que el de ella, William Jackson Smatt, la crió con amor junto a sus cinco hermanos.

El 19 de junio de 1910 fue celebrado el primer día del Padre en Spokane. Los que tenían a sus padres vivos usaron una rosa roja; quienes lo habían perdido, una blanca. El presidente Richard Nixon designó en 1972 el tercer domingo de junio como el día oficial del padre.

En nuestro país, tanto la celebración del Día del Padre como el de la Madre son tradicionales con visitas a los cementerios de parte de quienes han perdido a sus progenitores; con serenatas, reuniones familiares, almuerzos, brindis y regalos.

Como dice una canción popular, los hijos son la prolongación de la existencia; debemos estimularlos y elogiarlos sin adulos, construir y pulir su personalidad, sacarlos de los errores en que pudieran caer, corregirlos en privado, darles calidad de compañía, tratarlos como amigos para que ellos lo sean con nosotros, enseñarles valores

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