El 9 de mayo de 1945 terminó la II Guerra Mundial, una conflagración que se desarrolló en lo fundamental en el frente soviético-alemán, donde se libraron las más importantes y decisivas batallas que significaron el viraje radical de la guerra y que resquebrajaron la espina dorsal de la Werhmacht, las Fuerzas Armadas de la Alemania Nazi, el más potente complejo militar bélico creado por la especie humana.
El mundo debería celebrar que gracias a la valentía y el enorme espíritu de sacrificio de Rusia y las naciones que conformaron la URSS, la humanidad no fue esclavizada por el nazi-fascismo. La más importante lección para las presentes y futuras generaciones es que las guerras hay que combatirlas antes de que estallen.