El 16 de octubre de 1979 la ONU declaró como el día de la agricultura y de la alimentación, hoy a los 33 años de esa declaración 49 millones de latinoamericanos padecen hambre; aunque han mejorado los números en estas últimas décadas, en el Ecuador 26% de los niños sufren de desnutrición crónica, 42% en la Sierra y de estos el 50,5% son indígenas. Lo más dramático de estos números es que no necesariamente es la principal causa la escasez de alimentos, sino la accesibilidad en cantidades y calidades no correctas; la seguridad y soberanía alimentaria en nuestro país deben traducirse en esfuerzos por hacer que consumamos alimentos, sanos, amigables con el medioambiente, agroecológicamente producidos y en cantidades suficientes.
Los programas de los distintos niveles de Gobierno, así como de la cooperación nacional e internacional deben dirigir sus visiones estratégicas a producir este tipo de alimentos, a desechar todo tipo de alimento chatarra, o pseudoalimento (como pasa con algunos similares a lácteos) fomentar un consumo de alimentos responsables con las personas y con el medioambiente. Ojalá no tengamos que esperar 33 años más para que asumamos este reto, podría ser tarde para los ecuatorianos y para la humanidad.