Ahora que vivo en la Costa, solo visito Quito ocasionalmente. Encuentro: calles cerradas por arreglos de aceras y pavimento, muchas abandonadas a medio hacer, baches por todo lado, congestión vehicular que poco ha mejorado con el mentado pico y placa, ruido, esmog y aumento notable de la sensación de inseguridad.
Una obra que me parece un verdadero disparate, ocupa la acera norte del parque La Carolina que limita con la Naciones Unidas. Éste ha sido desprovisto de los hermosos ancianos árboles de eucalipto, morada de los pocas tórtolas y mirlos que aún vuelan en la capital, y se ha transformado en una ancha y fea vía peatonal.
Ojalá deseche el Alcalde la megalomanía de construir una ciudad estilo europeo, donde existen modernos tranvías eléctricos, y otras de América como Medellín y Mendoza, donde inaugurarán ya mismo este tipo de transporte, que resulta rápido, silencioso, confortable y ecológico. Mucho más económico que el subterráneo.