Desatinada política internacional
Los frecuentes desatinos del Gobierno en cuanto a política internacional, no han hecho más que contribuir a un acelerado y progresivo desprestigio del país.
La última hazaña, el caso Assange, nos ha involucrado de manera gratuita e imperdonable en un innecesario escándalo de proporciones, cuyas consecuencias están aún por verse. La pregunta es, ¿aparte de satisfacer algunos envalentonados egos y de la consabida sed por réditos políticos personales, qué gana el país concediendo asilo a un patético personaje extranjero que no quiere asumir la responsabilidad de sus travesuras?