El Gobierno intentó descabezar la relatoría de libertad de expresión de la CIDH, siguiendo los lineamientos de la Alba chavista. Recodemos que la Venezuela Bolivariana se salió de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con muchas demandas pendientes. Nuestro Gobierno sigue esa ruta perversa.
Parecen olvidar los gobernantes populistas que los derechos fundamentales existen para que la defensa de los demás derechos sea posible. La tesis oficial de que “ningún derecho debe prevalecer sobre los demás” demuestra ignorancia o afanes totalitarios, de callar la conciencia internacional o colocar en organismos transnacionales a funcionarios que alcahueteen los abusos de los estados. Es mentira que ya no haya sátrapas como Pinochet, Stroessner o los Videla. En Cuba existe una dictadura electiva muy hermética, y la tortura, como el terrorismo de estado hoy son prácticas comunes, aunque tapadas con propaganda, desinformación o simplemente el lenguaje del correctismo político, los derechos fundamentales, como la Libertad de Expresión deben mantener el status sobre otros derechos, para que sea posible denunciar y evitar la indefensión.
Y si los gobiernos de hoy son justísimos y tan humanitarios, por qué cortar la lengua de la CIDH (que son las medidas cautelares) cuando otros despiadados violadores de derechos humanos podrían volver.