Los gobiernos autodenominados progresistas de Cuba, Ecuador, Venezuela, etc. se rigen por los mismos preceptos, que son los que se gestaron en el Foro de Sao Paulo.
Cualquier persona opositora a uno de estos gobiernos, se convierte ipso facto en enemigo de los otros gobiernos revolucionarios.
En mi opinión, ésta es la verdadera causa para que se haya deportado a los anticastristas ciudadanos cubanos.
Sin un mínimo gesto humanitario, se actuó con perversa saña al regresarlos a su país, en donde, con seguridad, serán acusados de traidores a la revolución, por lo que les espera un futuro cruel, como el que vive Leopoldo López y otros perseguidos políticos del macabro y –felizmente- agonizante socialismo
del siglo XXI.
Con infinito amor se los acogió, gracias a los altisonantes ofrecimientos de “Ciudadanos Universales”; para luego (y porque no han sido adoradores de la “democracia cubana”), expulsarlos como vulgares delincuentes.
Para las autoridades locales, no importó todo lo que les podía favorecer a los deportados, de lo que está establecido en la Constitución, o la Declaración Universal de los Derechos Humanos, etc. Pero, como nos enseña la Historia, es muy probable que los opresores de hoy, se conviertan en acosados mañana.