Ha pasado tanta agua bajo el puente politiquero que hasta hoy no entiendo que es democracia, el escuchar a diario ese repetir inútil de la noticia del vigésimo atraco, la fuga avisada, el sobreprecio obligado, la impunidad y ese discurso pesado y vacío solo provoca soledad y aburrimiento, nos hartamos de los eternos vacíos legales, de la inacción, falta de certeza, el pueblo se debate en la pobreza y el estupor, entre el desempleo y la necesidad, entre la paciencia de tanto ver triunfar las nulidades, prosperar la deshonra, crecer la injusticia y agigantarse los poderes en manos de ineptos, que el ciudadano llega a desanimarse de la virtud, a reírse de la honra y a tener vergüenza de ser honesto, todos son medio culpables y medio inocentes en función del interés del momento. El pueblo común y corriente no cree en las instituciones y está seguro que “los políticos y las pañales deben ser cambiados contantemente por las mismas razones”. No tienen conceptos claros de la palabra planificación, prevención, organización, derechos humanos, economía sustentable. La democracia es el abuso de las estadísticas, por eso y por aquello, sugiero a los jóvenes, organizaciones clasistas, universidades, las cámaras de la producción pidan que el Gobierno explique la verdadera situación del Ecuador, los índices de pobreza, déficit de vivienda, concentración de la riqueza, de la tierra y del poder político, el monopolio, el desempleo, la seguridad social civil y militar por colapsar y más parámetros estadísticos. Mientras se mantenga la inequidad y la injusticia, no debemos mencionar la palabra democracia.