Aprovecharse de los sentimientos de las personas y utilizar propaganda permanente para hacer creer que harán lo que “nunca practican” se llama demagogia, es decir, es una degeneración de la democracia y la libertad, los demagogos buscan incentivar la pasión de la gente buena e ingenua para a través de ofrecimientos conseguir el apoyo que les permita alcanzar el poder para ostentar grandeza, posición, dominio y todo cuanto pueda llenar la vanidad personal.
Culpar de todos los males a los enemigos imaginarios, opositores o prefabricados adversarios del fracaso del presente, es evadir la responsabilidad de una mala administración y la falta de resultados.
Aristóteles utilizó el término demagogia para referirse a la corrupción que invadía la República con la cual nunca estuvo de acuerdo, decía además que todo gobernante al final de su gestión comete abusos de poder contra su pueblo. Algunos gobernantes triunfan en elecciones libres a través de engaños, halagos y promesas que no se cumplen, por eso se manipula la información, se publican encuestas forjadas y se habla de diálogos abiertos y selectivos supuestamente con la gente de buena fe.
La realidad escondida, las omisiones y las ofertas son componentes de un populismo irresponsable que a través del proselitismo político permanente confunden el pensamiento de la gente para ocultar la verdad que al ser descubierta identifica a los demagogos.