Lo que aparentemente puede ser una cosa pequeña, puede convertirse en un verdadero crimen. Cada vez se oye más y más de personas que han sido ‘escopolaminadas’, para ser victimas de fechorías, que pueden ser desde aparentes insignificantes asaltos, hasta violaciones e, incluso, la muerte, ya sea total o parcial; cuando la droga los deja como vegetales.
Se habla tanto de una sociedad justa e incluyente, pero se ha dado paso al odio hacia los que tienen más, supuestamente.
Es el caso de un amigo que al salir de la universidad fue asaltado, por dos tipos, mientras el uno lo golpeaba el otro le tiraba la escopolamina en la cara.
En su inconsciencia pedía ayuda pero nadie le auxiliaba, porque pensaban que estaba bajo los efectos del alcohol o de alguna droga. Hasta que por fin un enviado de Dios supo entender lo que estaba sucediendo y le prestó su ayuda inmediata.
En su inconsciencia todavía le quedaba el recuerdo del teléfono de su casa; de inmediato sus padres fueron a rescatar a su hijo…Dos días pasó en el hospital…. hoy en día está casi estable. Desde luego no todos corren con la misma suerte.
Se habla tanto de las discapacidades y, sin embargo, hasta la presente no se observa que se atiendan las diversas causas de las mismas.
Tenemos que visualizar a los diversos problemas como lo que son, un todo; no una parte.
Este tipo de transgresión debería ser penalizado, como intento de asesinato. Art. 140.- Asesinato.- La persona que mate a otra será sancionada con pena privativa de libertad de 22 a 26 años, si concurre alguna de las siguientes circunstancias: Colocar a la víctima en situación de indefensión, inferioridad o aprovecharse de esta situación; Buscar con dicho propósito, la noche o el despoblado; Utilizar medio o medios capaces de causar grandes estragos.