Vivo desde hace 29 años en el valle de Los Chillos, en un conjunto habitacional ubicado a orillas del río Pita, Zona 1 (alto riesgo por su influencia de lahares), de acuerdo con los miles de mapas, publicados por varias instituciones dedicadas a las tareas de gestión de riesgos, con ocasión de la emergencia que vivimos por el volcán Cotopaxi.
Dentro de la estructura de responsabilidades para atender la emergencia, el Gobierno Central, el Municipio Metropolitano de Quito y el Municipio de Rumiñahui han dispuesto de recursos legales, económicos, humanos y materiales que ofrecen, en boca de los responsables, una verdadera feria de oferta de productos para que los ciudadanos potencialmente afectados escojamos a quien ofrece más y mejor. Tanto es así que, aparte de la propaganda mediática , regalos de productos desechables, conferencias, seminarios, simulacros, contratos para adoptar tecnología, publicaciones, etc.; cada quien, y por su cuenta gasta dinero duplicando esfuerzos de todo tipo en esta época de vacas flacas.
Para muestra un ejemplo: el día 7 de los corrientes fue anunciado por TV, radio, prensa, propaganda, etc., la realización de un ejercicio o simulacro de evacuación de los habitantes que vivimos en el sector de Playa Chica -El Triángulo-, un evento dirigido por el Municipio Metropolitano en coordinación con el de Rumiñahui. Creo que también con la Secretaría de Gestión de Riesgos y Ministerio de Seguridad, a las 20:00. Sin embargo, quienes habitamos del lado de Rumiñahui deseando participar en el ejercicio, nos quedamos con los churos hechos. No hubo tal evacuación y si la hubo, fue a destiempo y sin la coordinación con la comunidad y las autoridades, demostrando la poca responsabilidad y burla de los organizadores, ante hechos que deben ser tratados con seriedad, puntualidad y optima coordinación.
La comunidad está consciente del peligro que nos acecha, también está pendiente y exige que todos los recursos que se requieren para enfrentar el fenómeno del Cotopaxi se usen de manera eficiente; en caso contrario, parecería que vivimos una tragicomedia dirigida por unos cuantos que no conocen a fondo los temas de seguridad. Ya basta de que a pretexto de este evento volcánico, leyes de emergencia y excepción, no exista una verdadera coordinación fuerte y unificada por parte de entidades que deben atender la emergencia, y que los recursos económicos que se están utilizando en este cometido, se diluyan en medio de una crisis económica latente.