Del vivir y el morir

Gracias a EL COMERCIO por la apertura que ha dado al tema de la muerte, tabú en tiempos de tanto vivísimo, en esta sección donde escriben los lectores. Felizmente coincidió con el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, que permitió contestar ampliamente a las personas con inquietudes respecto de qué hacer cuando nos toque dejar este mundo al que para eso llegamos: a morir.
Aunque todo el mundo sabe que va a morir nadie quiere que llegue ese momento. Lástima, porque mi experiencia acompañando a personas en agonía me ha demostrado, hasta el cansancio (mío, no de los moribundos), que la muerte es de lejos el mejor regalo de la vida. Hoy hay dos posibilidades para enfrentar esos momentos: la primera son los modernos cuidados paliativos ofrecidos por los avances de la misma medicina que cuida a los vivos y bien llamada al final de la vida; y la segunda, la tradicional, encaminada al bien morir naturalmente. La primera ayuda a terminar los días de una manera digna, amorosa y serena, con medicinas y atenciones de familiares y profesionales sea en una institución o en su propia casa adaptada al efecto; y la segunda a morir también de una manera digna, amorosa y serena en su casa de siempre sin nada más que el acompañamiento de familiares y amigos, tanto de fe como de vida, humanos, animales o plantas. Que es lo mismo pero no es igual. Una tercera opción es la eutanasia, en sus diferentes formas, pero al no tratar exactamente del morir no entra en este diálogo. Gracias al diario y a las personas que con sus opiniones han puesto sobre el tapete de la vida esta incómoda... muerte.

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