Una carta del Sr. Guillermo Sánchez Rivera acusa al periodista Rubén Darío Buitrón y al caricaturista Roque de haber urdido la “artimaña de una entrevista” al Ministro de Defensa, para publicar con ella una “grotesca caricatura” el mismo día, después de un “cuestionario inquisitorial”…
Semejante concepto le lleva a una penosa conclusión: ¿cómo confiar en los medios privados que tanto defienden la libertad de expresión? Una oportuna aclaración del Diario desmiente la coincidencia de fecha, pues la caricatura apareció al día siguiente, lunes 6 de junio.
Sin embargo, a lo largo de esta carta se registran ciertas confusiones que afectan a la libertad de expresión y por ello nos vemos obligados a aclararlas:
1. A un periodista de opinión no le conviene comentar hechos que no sean de dominio público, pues nadie entendería de qué habla; así que, nada de artimañas.
2. Durante el supuesto “cuestionario inquisitorial”, el Ministro de Defensa se defendió muy bien, pues como viejo periodista sabe que las preguntas incisivas ayudan al entrevistado a afinar sus conceptos y a enriquecer sus criterios.
3. Decir “grotesca caricatura” es como decir “agua mojada”; porque, según el diccionario, caricatura es la “reproducción grotesca de una persona o cosa”.
4. La caricatura de opinión presenta en forma grotesca, humorística, irónica o satírica, según el caso a ciertos personajes o sucesos que empiezan a manifestarse también como grotescos o exagerados, por ejemplo, cierta colección de agresivos insultos sabatinos contra medios privados, a los que, en cambio, se les exige ser equilibrados y éticos. ¡Qué grotesca manipulación de la libertad de expresión!