No pasará mucho tiempo para que este sector del valle colapse en tal forma que será imposible vivir en la paz y tranquilidad que se solía vivir. Es inaudito que debido a intereses de empresas constructoras y ambiciones de orden económico naturalmente, hasta se hayan cambiado las ordenanzas municipales. Ya tenemos un tremendo armatoste en la calle Pampite de Cumbayá. Esto provocará el avecindarse con centenares de gente, entre quienes habiten en el mismo, quienes concurran a sus trabajos en cuantas oficinas se abran y otro tanto en los locales comerciales que también forman parte de este conjunto que ha de enredar y trastornar el tránsito vehicular, peatonal, que ahora mismo es caótico. Y ya se anuncia otro proyecto de edificios y de viviendas en forma desmesurada. No se considera que la única entrada a Cumbayá es la Interoceánica; no se compadece que las urbanizaciones de casas unifamiliares que hasta hace poco eran eso, barrios de casas familiares, ahora se han taponado y se han arruinado con estos mamotretos que quitan la vista, que entorpecen el tráfico y que dañan el ambiente. Dirán que es el progreso; pero no es justo y no sabemos los motivos para que se hayan cambiado ordenanzas, decretos, reglamentos. Hasta hace poco solo se permitían tres pisos o nueve metros de altura en esta zona. Y lo raro e incomprensible es que las autoridades, aprueben y autoricen este desbarajuste y atropello.