Con ocasión de los fenómenos naturales, obviamente impredecibles, nos invitan a la reflexión y entender lo que significa el riesgo, la improvisación, el aseguramiento y la planificación. Si en Quito acontece un temblor de siete puntos, la mitad de las casas se vienen abajo, las consecuencias posteriores, muertes, tráfico colapsado, atención médica, pago de seguros etc., sencillamente sería caótico y que está dentro de las probabilidades estadísticas.
La cultura de solución del momento, tiene que cambiarse, un temblor y se movilizan los planes, una mina se derrumba, suspendida, un accidente con llantas lisas o exceso de velocidad, operativo de tres días, un incendio forestal, extinguidores para ocho días, invierno feroz, plan de contención, en fin, solo son emociones del momento y nada de planificación.
El aseguramiento privado tiene que regularse, el uso del suelo es anárquico. ¿A quién se le puede ocurrir construir centros comerciales en las principales vías, autorizar edificaciones sin parqueaderos y sin planes de seguridad y centenares de casas sin planos?