Es importante destacar la función clave de la energía eléctrica en la civilización actual por ser la principal forma de energía, la más limpia y la más versátil, al transformarse a todas las otras formas de energía, con facilidad y seguridad. Por esa razón, el sector eléctrico debe contar con una estructura adecuada.
El desarrollo, planificación y operación del sector eléctrico requieren de un personal altamente especializado y con experiencia. El mayor reto es abastecer la demanda, cuando se requiere y en la cantidad que se necesita. Los profesionales nacionales dieron pruebas de su solvencia al mantener el servicio aun en épocas de limitación en la generación. De ahí la necesidad de cuidar este recurso humano especializado como la única forma de mantener un servicio de calidad.
El gobierno acertadamente recrea el Ministerio de Energía como responsable del sector energético, para establecer las políticas, las leyes y las reglas. Pero, aparte, debe existir un ente para la planificación de su expansión y operación. Además, debe funcionar independiente un ente regulador, que vigile y exija el cumplimiento de las reglas y como mediador en los reclamos de los clientes.
Hasta ahora, el MEER fue responsable de la política, de las obras y de la operación del sistema eléctrico nacional. La reestructuración debe lograr una estructura, que separe las funciones de política de la gestión del sector eléctrico; aprovechando el recurso humano del MEER, teniendo en las tareas de política a los profesionales encargados de este aspecto; mientras, por otro lado, se aprovecha de los profesionales a cargo de la gestión del sistema eléctrico en otra entidad responsable de la coordinación y articulación de las empresas del sector.