Los hermanos Castro siempre responsabilizaron a EE.UU. de la pobreza en que vivían los cubanos, supuestamente, por el boicot económico al que los tenían sometidos.
Nunca aceptaron que ello no era más que el fruto del fracaso del sistema político al que habían sometido a su población, donde el Gobierno pretendía controlar todo, pues la mínima reunión o actividad de mercado requería inevitablemente la aprobación de sus autoridades.
Además, el bloqueo era solo aparente, pues conozco que casi todo se puede comprar en La Habana, siempre que el pago se haga en “monedas duras”. Acabado el pretexto, no sé qué van a inventarse, porque sin bloqueo de ninguna naturaleza la Alemania Oriental también tuvo que comprobar la enorme desigualdad en que se encontraba frente a la Alemania Occidental, a tal punto que “todos” querían huir de aquella.
Nada era verdadero. Los triunfos deportivos no eran más que el resultado de la política de “dopaje de Estado”, pues había que “fabricar campeones a cualquier precio”, dado que los éxitos deportivos no eran más que un “instrumento de publicidad” del Régimen de la Alemania comunista.