Nadie sabe, con cuanta penuria e ilusión viajaron en búsqueda de nuevos horizontes, atraídos por ofrecimientos inescrupulosos de mejor porvenir.
Recalcó el oficialismo, en su prédica irresponsable, de los principios universales de libre movilidad y de la ciudadanía universal.
Ahora los maltratan, deportan y pisotean sus sagrados derechos humanos.
Situación similar, aconteció con nuestros migrantes ecuatorianos, a quienes se les ofreció el retorno al país, con unas prebendas maravillosas; cuánto reniegan los incautos compatriotas haber regresado, al encontrarse con un país que se desbarata en la corrupción y pende de un hilo en su economía.
La demagogia ha provocado manipulación infame, a nacionales y extranjeros, que ávidos de mejores días, han sido sorprendidos en lo más preciado que tenemos los seres humanos, nuestros derechos y libertades.
Mil disculpas a nuestros hermanos cubanos y migrantes, por tanto atropello y vileza.