Dos interpretaciones de esa frase en la visita oficial a Cuba del presidente Barack Obama, con su comitiva, esposa e hijas.
Ir para hablar públicamente de libertades, como lo haría en su país, en otro que no las tiene, es ejemplo de un líder mundial. Ir a manifestar su opinión de que se deben buscar caminos de entendimiento para resolver las diferencias es plausible y encomiable. El diálogo utilizado como medio para olvidar viejas rencillas es importantísimo para las democracias del mundo.
No sorprende la opinión en la otra vereda manifestada por el hombre fuerte de Cuba, Fidel Castro. Evidencia su desconfianza a quien hable de libertadesindividuales. Nadie puede venir a su feudo a dar lecciones sobre las maneras de convivencia entre ciudadanos que respetan opiniones ajenas y las dan libremente. Arguye que su revolución trajo adelantos importantes en los campos de educación y salud para el pueblo sin que sea necesario permitir libertades individuales y que, por lo tanto, Cuba podrá salir adelante sin la colaboración de EE.UU. La confrontación es utilizada como medio para que subsistan las viejas rencillas y así tener tiempo adicional para seguir culpando al “imperio”.
Que el diálogo justifique ese loable fin del reencuentro.