Desde hace mucho tiempo Cuba ha sido un país de migrantes. De hecho, fuera de la isla viven diseminados por todos los países del orbe cerca de 3 millones de cubanos. En su historia ha tenido éxodos masivos como el del Mariel en 1980, cuando emigraron más de 120 000 personas, la crisis de los Balseros en 1994 y hasta la fecha han sido constantes los intentos de los cubanos por emigrar de la isla por varias vías y formas.
No es desconocido para nadie la crisis humanitaria que se vive en Centroamérica donde se encuentran varados miles de cubanos en su intento por llegar a EE.UU. Esta crisis ha servido de partida para manifestaciones políticas y roces entre gobiernos, pero sobre todas las cosas ha servido de negocio para las aerolíneas, y ha servido también para los coyoteros y traficantes de personas que intentan enriquecerse a costa de los migrantes desesperados.
Ecuador era el punto de partida en el largo bregar de los inmigrantes cubanos por todo el continente hasta llegar a EE.UU. En este país aún hay miles de cubanos que desean continuar su viaje y hacen incesantes gestiones ante las autoridades nacionales e internacionales por lograr su meta.
Sé que la situación de este país es difícil. Que no hay trabajo es más que evidente y lo digo por experiencia propia porque no hay ni para limpiar los pisos. Si no hay para los ecuatorianos menos habrá para los cubanos. Nosotros somos víctima de la xenofobia. Aquí hay quien no nos quiere pero también debo admitir que hay gente humilde que nos admira y ayuda.