Cuando los indignos se ofenden

Los procesos democráticos implican la corresponsabilidad de actores del sistema político electoral, por tanto el Consejo Nacional Electoral tiene la misión de organizar de forma efectiva los comicios y respetar la voluntad ciudadana expresada en las urnas. Este reto lo asumí desde el primer día de la gestión, la ética en el servicio público no es opcional, es una condición indispensable y debe ser siempre un compromiso de vida.

Por tanto, al leer la “opinión” -que más parece un nuevo canto al odio-, titulada: “El país por un Pozo”, de Juan E. Guarderas, publicada el 27 de octubre por EL COMERCIO , quisiera mencionar tres aspectos fundamentales que al autor de sistemáticas mentiras e imprecisiones le faltó indicar: la relación efectiva del CNE con las organizaciones políticas, la participación plural de las Misiones de Observación Internacional en las Elecciones Generales de 2017 y el respeto a la dignidad de generaciones que con orgullo representamos al apellido Pozo.

Ciertos actores políticos, incluyendo al articulista, jamás han solicitado ninguna información y seguramente ni siquiera conocen dónde queda físicamente el Consejo Nacional Electoral, estos personajes claramente identificados nunca tuvieron el propósito de hacer una efectiva participación partidaria; sino que su intención, antes, durante y después del proceso fue pretender institucionalizar el show, la mentira y la infamia como estrategia, porque quizás, desde un inicio, querían ganar de esta manera lo que en las urnas no podían alcanzar.

Curiosamente el autor nombra que fueron a la Organización de los Estados Americanos (OEA) para que “vigile” el proceso electoral pasado; sin embargo, cuando la OEA expresó su valoración positiva y sobresaliente de las elecciones efectuadas en Ecuador, tampoco les gustó e intentaron deslegitimar a un organismo que desde el año 1962 ha desplegado más de 240 misiones.

La democracia es deliberación y no especulaciones, porque como ciudadanos responsables de los destinos políticos del país exigimos que la opinión pública se fundamente en el respeto, en la veracidad y no con intentos de deslegitimación, hoy en su canto al odio incluye inaceptablemente su menosprecio a un apellido que heredé de mi padre [+] y que con orgullo llevan mis hijos.

La Condecoración de la Orden Nacional “Al Gran Mérito” en el Grado de Gran Cruz, de la cual me siento orgulloso, no la recibí a título personal, sino que representa a cientos de servidoras y servidores electorales que legitimaron el destino político del país, también de los Miembros de las Juntas Receptoras del Voto: porque en Ecuador los votos los cuentan las y los ciudadanos.

Eduardo Galeano dijo que “El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar.” Hoy y siempre tendremos claridad de qué lado queremos y debemos estar: del lado que sueña, del lado que vibra, del lado que renace, que aprende de los errores y se fortalece en las abatidas.

Nosotros creemos en que la democracia es pluralidad, diversidad, deliberación, respeto y también libertad. Por tanto, expresiones como las del señor Guarderas jamás podrán apagar la esencia de los resultados de las Elecciones Generales de 2017, en donde no se le quitó un voto a absolutamente nadie y las credenciales entregadas fueron tan legítimas y honestas como las decisiones de la ciudadanía. ¡Nadie puede decir que recibió credenciales fraudulentas! Lo que sí estoy seguro es que el destino sabrá poner en sus páginas del tiempo y la memoria, nuestra razón, la verdad y la conciencia.

Parafraseando a mi padre, el camino siempre valdrá la pena cuando el corazón y el alma están intactos; y, sin duda, ¡el camino valió la pena!  

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