El ex vicepresidente Sonnenholzner apenas se ha retirado del cargo de segundo mandatario y, al menos, muchos de los ciudadanos, incluido el suscrito, no sabemos realmente si entrará o no de candidato en las próximas elecciones y ni siquiera a que puesto, pero los críticos de todo, ya le encuentran enormes vacíos y peros y un mal ejemplo por su “oportunismo político”.
Yo no tengo ninguna relación con él, peor amistad, pero me parece que podría ser un buen aspirante a la Presidencia o Vicepresidencia, porque si bien es verdad que estuvo poco tiempo en el cargo al que está renunciando, varios políticos han deshonrado sus nombres en un corto lapso, por lo que no tener mancha ya puede ser una buena carta de presentación, si se destaca sus modales, la defensa de la libertad de expresión y su preparación superior, por lo que es un egoísmo no saber “quien mismo es”.
Se le critica hasta los honores militares, recibidos a la salida del edificio donde prestaba sus servicios, porque eso es un olvido intencional de que fue el segundo mandatario del país y, en cambio, se pasa por alto que al retirarse lo hizo manejando su vehículo, sin ninguna seguridad ni escolta, porque creería que no la necesita, a diferencia del anterior mandatario que contaba siempre con numerosos guardias bien equipados y movilizados en caravana de vehículos blindados.
Esas “pequeñas diferencias” se las ve casi extrañas, porque nos hemos acostumbrado a mirarle al presidente muy distante del ciudadano común y corriente.