Hace 160 años hubo un pensador danés llamado Soren Kierkegaard, que decidió combatir públicamente a la Iglesia establecida debido a la falsa cristiandad que propagaba y su rebaño de cristianos domingueros.
El ultimo año de su vida, Kierkegaard llegó a escribir nueve artículos en una revista escrita y firmada exclusivamente por él, llamada El Instante, en la cual sostuvo una lucha en contra de la hipocresía de dirigentes cristianos.
Él nos decía que “para Dios en el cielo es infinitamente más grato que tú reconozcas con sinceridad que no eres y no quieres ser cristiano; esto es infinitamente más grato que la repugnancia de adorar a Dios tomándolo en broma”.
Sin duda, creo que uno de los grandes problemas del cristianismo sigue siendo el reformar la Iglesia para tener una plataforma que pueda instruir lo que es ser un verdadero cristiano.
Sería genial que la Iglesia pueda incluir ciertas prácticas acordes con el mundo moderno en el que vivimos, que es cada vez más tecnológico y en el que la gente cada vez tiene menos capacidad de concentración.
Ojalá en los sermones se introdujeran nuevos métodos que permitan comprender mejor las enseñanzas según seas más visual, auditivo o kinestésico.
Y aunque cada vez es más difícil lograr el cambio que Kierkegaard demandaba, al menos podríamos esperar estos pequeños cambios de forma, para que en estas fechas el mensaje cristiano sea transmitido de una mejor manera y perdure algo de su verdadero significado.
Para llegar a ser un verdadero cristiano hay que superar las limitaciones que la realidad impone, trascender por medio de la fe a Dios y a la verdadera individualidad.