La falta de creatividad e iniciativa colapsa la atención médica en consulta externa, con este problema los ciudadanos confían más en la vendedora de la farmacia o se automedica sin control. Por otro lado, miles de médicos no pueden conseguir empleo, y nuestros estudiantes de medicina son minimizados dando prioridad a los médicos cubanos y venezolanos por su costo.
Hace unos meses fui a México y en el viaje mi esposa se enfermó con un trancazo que le obligó a ir al médico por dos ocasiones, el trámite fue muy sencillo y oportuno, en vez de buscar un médico entre las amistades o ir a un centro de salud, simplemente nos acercamos a una farmacia y en forma obligatoria nos pasaron al consultorio anexo a la farmacia, con una atención oportuna y de calidad. Cuando pregunté cómo es este servicio, me dijeron que el Estado había promulgado una ley, en la que toda farmacia debe recibir la receta para la venta de medicinas, al mismo tiempo las farmacias estaban autorizadas a abrir consultorios anexos, con el fin de guiar al enfermo según el diagnóstico. El informe médico es subido a la web y el paciente puede recibir la información y tener registro de la atención, su diagnóstico y su receta aprobada y le dan el físico para que pueda comprar la medicinas y seguir el tratamiento. Fácil y seguro.
Se imaginan en el Ecuador, qué pasaría cuántas plazas de trabajo se podrían crear, cuántas filas se eliminarían en los centros de salud pública, en el IESS, cuántos millones de dólares canalizadas en un acuerdo público -privado. Cuántos pacientes de enfermedades estacionales o virales o traumatismos básicos se podrían descongestionar.
En México, el costo por servicio era de USD 5, que fácilmente podrían pagar un básico más los costos del consultorio e inclusive ser un muy buen negocio para comunidades apartadas que no acceden a un médico en forma inmediata. Mi esposa fue muy bien atendida en 10 minutos.
Si dejamos a la política fuera del servicio de salud será el mejor avance para la calidad de vida del ciudadano y sin costo para el Estado; ¡pilas!, solo es cuestión de soñar, si se puede señor Presidente.