Qué triste es confirmar qué peligroso se está volviendo nuestro querido Quito.
Tengo dos casos que me han parecido infames, el primero es que trataron de asaltar el 23 de abril del 2012, a tres pequeños niños saliendo de su escuelita en Guamaní, pensar que hasta nuestros hijos están en peligro, en qué tipo de ciudad estamos viviendo, que ni nuestros pequeños pueden salir de la escuela para dirigirse con seguridad a sus casas.
El segundo caso es de algo que pasó también el 23 de abril del 2012, en un conocido supermercado en el sector del El Recreo. Un individuo ha estado consumiendo pan dentro del supermercado, una señora se le acerca y le dice muy amablemente que tiene que pagar por el pan consumido, este reacciona de forma violenta y agrede a la señora dándole un puñetazo en la cara y pateándole en el estómago.
La gente indignada reacciona; por suerte entre los clientes hubo un policía y detuvieron al individuo, lo que llama profundamente la atención son dos aspectos: que la persona encargada de dicho supermercado no hizo nada al respecto. Tampoco el guardia; y, me pregunto si ahora nos toca a nosotros como clientes hacer la justicia con nuestras propias manos.