“La política está para servir al pueblo”, frase que se ha usado mucho y se seguirá usando, frase que así como parece cumplirse, a la vez es una total utopía. Es lamentable el hecho de que el escenario político del país se vea tan inmerso en corrupción, Ecuador dentro del ranking de “Los países más corruptos”. Actualmente, hablar de política resulta estresante y frustrante, se ha vuelto común asociar el término “política” con el término “corrupción”. Este precedente no está alejado de la realidad. No ha sido en vano el paso de la historia y los largos o cortos periodos de gobiernos, casos continuos de derrocamientos, asambleístas acusados de corrupción, ministros destituidos por actos ilícitos, funcionarios que no trabajan y ganan miles de dólares. Tal parece que muchos ecuatorianos se acostumbran a que “ser político” significa “ser corrupto”. Esta cotidianidad produce en el largo plazo la “conformidad”. Frases así se escuchan: “Tal político que robe, pero que al menos haga obras”, “Todo político roba”, “Mejor no hablar de política”. Esto nos pone a pensar, ¿Existe conformismo?
El sistema político debería verse reflejado en buenos líderes, aún hay muchos ciudadanos que pensamos en un futuro mejor para el país, que no somos conformistas ante la excesiva burocracia y corrupción. El verdadero y correcto liderazgo a, aunque parezca una utopía, existe, pero se necesita un nuevo precepto e ideal: El compromiso y la ética como una condición fundamental para el desarrollo de un verdadero cambio social, se debe educar a los futuros líderes.