Siempre se está comentando acerca del costo diario que, para los explotados ecuatorianos significan los parqueaderos, sean estos públicos o privados, sumadas las consecuentes molestias que esto implica sin que, al menos, sus vehículos queden debidamente asegurados y garantizados; es el caso de los parqueaderos ubicados en los alrededores del hospital Carlos Andrade Marín, de donde, según se sabe, han desaparecido decenas de autos, sin que ninguno de los abusivos e irresponsables “cuidadores” responda por ellos.
Y… qué decir de los costosos servicios que, arbitrariamente, cobran algunos centros comerciales, que no hacen sino estresar y perturbar la tranquilidad de la gente que acude, dispuesto a gastar su dinero bien sea en compras, cines, comidas, etc. y que luego se ve obligado a buscar los “puntos de pago” e irónicamente, “pagar” por dejar su dinero; cosa por demás increíble, si consideramos que la obligación de estos centros comerciales es la de velar por la seguridad de sus clientes.
Igual cosa ocurre dentro de las universidades y otras instituciones educativas en las que se negocia con este servicio, a todas luces, injusto; pues, es de suponer que, en los elevados rubros que cobran por concepto de matrículas, pensiones este servicio debería estar, tácitamente, incluido.