Cuando en Montecristi, los Asambleístas laboraban estructurando un nuevo Estado, el –en ese entonces- asambleísta constituyente gobiernista, César Rodríguez, al justificar el cambio de nombre de Corte Suprema por el de Corte Nacional de Justicia, con indignación exclamaba ¡Por qué deben llamarse magistrados los jueces de la Corte Suprema!
Y se salieron con la de ellos. Se puso la denominación de Corte Nacional de Justicia, y son Jueces Nacionales, simplemente. Muy lamentable si recordamos a verdaderos jurisconsultos que honraron a esa Corte de Justicia con fallos que han sentado cátedra en las universidades y la Academia. Pero (ahí viene el pero), al observar el comportamiento sumiso de un tribunal integrado por el hermano de asambleísta oficialista, un abogado que no llegó a Fiscal del Guayas y otro ilustre desconocido, le doy la razón al Asambleísta Rodríguez. Estos señores jamás podrían ser magistrados. Inclusive dudo que sean jueces, siquiera.