Son tantos los acontecimientos de corrupción del socialismo del siglo XXI que nos llena de vergüenza, como el saber que según Transparencia Internacional el Ecuador ocupa el tercer lugar América latina dentro del índice de corrupción, el éxito lamentable del marxismo en Latinoamérica ha destruido el concepto de democracia representativa, y los principios de revolución liberal han terminado con las instituciones republicanas, la mentalidad populista haciendo uso y abuso de la “democracia” ha sometido los mecanismos plebiscitarios para concentrar el poder en el Estado con el argumento de que “el pueblo lo quiere”, todos los líderes caudillistas o socialistas totalitarios han demolido la institucionalidad de sus países con el pretexto de ser democráticos para engañar y someter a sus pueblos. Los hechos se presentan tal como son y la realidad del país la vivimos todos los días, no se trata únicamente de conflictos, percepciones o de interpretar valores, descubrir cómo y por qué las personas ven las cosas de manera distinta a las buenas costumbres, la lógica y la razón son tareas de todos, los últimos conflictos internos solo pretenden ocultar la verdad de la corrupción y el caos para cubrir la retirada del caudillo, evitar que la gente tome conciencia de la realidad y hacer creer que pronto vendrá el Mesías a salvar a los pobres y sepultar a la oligarquía, este es el engaño populista que se busca cubrir en todas sus formas para evitar ser descubiertos. Solo una persona malvada puede causar tanto daño hasta llegar a hacer perder la identidad y la autoestima a otras personas.
Debemos actuar siempre en base a la verdad y la auténtica justicia. El ser honesto no es una simple cualidad que nos lleva a respetar los bienes materiales, sociales o espirituales de los ciudadanos, la honestidad y la honradez es consecuencia de ser justos, los deshonestos no respetan nada ni a nadie, viven bajo la sombra y el encubrimiento.