El correísmo en los últimos meses ha empezado a recurrir de una manera impasible hacia la figura de la persecución política, es una manera de llevar a su terreno el escudriñamiento que las autoridades actuales han dado a la administración de la erróneamente denominada “Década Ganada”.
No es una sorpresa que este grupo utilice este recurso en el que sus acciones no son el motivo de su juzgamiento judicial (al que ya están acostumbrados); sino, son víctimas de una inquisición a los seguidores de una figura polarizante en la política ecuatoriana. El desprestigiar el aparato jurídico del país es una técnica que de ser realizada por los antiguos opositores en la última decena de años, hubiese sido una falacia utilizada de la manera más burda; pero, que ahora en los ojos de los adeptos del dictador del siglo XXI se ve como una de las batallas que los seguidores de la supuesta verdad tienen que luchar. Pues yo como ciudadano no creo en este circo mediático presentado ante mí.