Es muy importante el control de tránsito que se hace en las vías, sobre todo cuando se trata de prevenir accidentes y para respetar las regulaciones de tránsito vigentes. Pero también hay cosas absurdas e incomprensibles.
El 30 de diciembre, se realizaba el control de velocidad en la av. Simón Bolívar, intersección de la av. Granados. Frente a los policías en el carril contrario se apostó un vendedor de mangos, invadiendo con su mercadería el lateral. Los clientes se detenían sobre el carril derecho y los policías no hicieron nada al respecto. Veamos otro caso. En el corredor periférico norte, 800 metros al sur del puente Gualo, se ha establecido un negocio llamado Santo Domingo Chiquito. El negocio está fuera de la vía sobre un terreno.
El problema es que los clientes se paran obstaculizando uno de los tres carriles de un corredor de alta velocidad. No ha intervenido ni la Policía ni el Municipio en este asunto que puede causar graves accidentes. Y finalmente otro ejemplo, el de la intersección del Corredor Periférico Norte y Panamericana. Sobre ambos costados de la vía se estacionan camiones, buses, busetas, controladores y vendedores. En horas de alto tráfico, este sector se congestiona con los problemas consecuentes. Hay que optimizar los controles de las vías, no solo con la Policía sino también con el Municipio, para que se respeten los espacios tanto de la gente como de los vehículos.