Como si el tráfico de Quito no fuera agobiante, se encuentran además, en sus calles, y a cualquier hora del día, la circulación de grandes vehículos sin control alguno, como tanqueros de combustibles, tráileres de toda clase, mezcladoras de concreto, volquetas cargadas al extremo con materiales de construcción, camiones distribuidores de productos, etc., sin que nadie haga nada.
Estos enormes vehículos, además, transitan por las partes altas de los pasos a desnivel, con una libertad pasmosa, puentes que no están hechos para soportar semejante peso.
Como si esto fuera poco, estos vehículos imponen su volumen en las diferentes calles de la capital, a vista y paciencia de las autoridades correspondientes.
Se suponía que el tránsito pesado tiene un horario especial para su circulación, pero como la indisciplina manda en nuestro medio, al menor descuido, comienza nuevamente el desorden.