El presidente Lenín Moreno asumiendo como deber primordial del Estado el garantizar a sus habitantes el derecho a vivir en una sociedad democrática y libre de corrupción, en uso de las atribuciones que le confiere la Constitución, convoca legítimamente a una consulta popular para que el pueblo se pronuncie sobre una enmienda a la Constitución aprobada por la Asamblea y sobre el Consejo de Participación Ciudadana, entre otros asuntos de importancia.
Constitucionalmente dicha convocatoria por la facultad amparada en el Art. 147, n. 14 de la Constitución y ante la absurda omisión de la Corte Constitucional de no resolver dentro del término legal de 20 días, se asume que ha emitido dictamen favorable, por lo que el decreto de convocatoria es procedente, por lo tanto conforme a derecho. Un siniestro personaje, en una entrevista con un periodista alfil del exmandatario, con rostro descompuesto, sudoroso y gesticulando, denosta del Presidente de la República porque ve lesionado su inconstitucional proyecto de reelección. No le importan los resultados de las otras preguntas y menos lo concerniente al nefasto Consejo de Participación Ciudadana.
La enmienda aprobada sobre la reelección indefinida constituyó un acto legislativo contrario a la Constitución, por lo que no es ley, como así lo reconoce la Jurisprudencia de países donde se practica una verdadera democracia. A todo esto el pueblo debe decirle No y aprobar las siete preguntas de la consulta.