Es el nombre que debería asignársele a la nefasta entidad creada por el correísmo, para colocar autoridades, que llegaron al poder mediante concursos seriamente cuestionados. Llama la atención que las “autoridades” designadas por el Consejo de Participación previo a la transición, llevó a cargos de control a personas que mantenían cercanía con el ex jefe de Estado.
La sola cercanía con el ejecutivo coloca en tela de duda todas las decisiones tomadas por las autoridades, cuestiona su accionar, la debida imparcialidad que debía acompañar su gestión.
El Consejo de Participación Ciudadana es una entidad que carece de legitimidad, buen nombre y aceptación. Sus funciones no están acorde a la evolución del manejo político del Ecuador, pues sus políticas van de la mano con la época del caudillismo y la tiranía, para legitimar a personajes y decisiones cuestionadas, al tiempo que indirectamente promueven la concentración del poder y lo más grave es que lo disfrazan bajo el concepto de pluralidad.
El Consejo Transitorio re-institucionalizó al país reparando el daño creado por los “consejos” del ex presidente. A la ciudadanía le corresponde exigir la eliminación de la figura del Consejo de Participación de la Constitución del Ecuador, pues esta figura constituye un “traje a la medida” que ha legitimado decisiones que atentan contra el bienestar nacional.
Lógicamente existen los ‘influencers’ del Consejo, no me refiero a los trabajadores de comunicación de esta entidad, sino a los periodistas que se dicen independientes y buscan restablecer al correísmo, la sola duda nos hace sospechar.