Los ecuatorianos estamos conscientes de que, el exceso de velocidad es una de las principales causas de los accidentes de tránsito; en lo que la mayoría discrepamos es en que esta infracción sea desproporcionadamente sancionada con elevadas multas, disminución de puntos en la licencia y, lo más grave aún… ¡con encarcelación!, confundiendo a estos infractores con reos y delincuentes comunes. Además, los límites de velocidad son demasiado exagerados y variables, al punto que, durante todo el trayecto, el conductor debe ir concentrado en letreros, distraído y expuesto a ocasionar más accidentes de tránsito, lo cual significaría que “el remedio resulta peor que la enfermedad”; esto, sin contar con el entorpecimiento que ocasiona al tráfico.
Cabe añadir que, según hemos evidenciado, el bullado pico y placa, no ha solucionado el problema del congestionamiento vehicular; por el contrario, solo ha servido para duplicar el parque automotor con las consiguientes molestias; lo que sí es que se han enriquecido aún más las arcas municipales; incongruencias que no son, sino el resultado de la improvisación y la falta de una adecuada planificación, si consideramos que existen medidas mucho más efectivas tales como: la implementación de vías alternas, el incremento del transporte masivo, las señalizaciones, la correcta calibración de los semáforos, etc.