Soy un ciudadano colombiano que luego de cuatro décadas de residir en este noble país, he llegado sentirlo como mi Patria adoptiva y a quererlo como tal.
El Ecuador en la turbulenta historia de Hispanoamérica, es la única Nación que emerge impoluta de violencia, de injusticias, de persecuciones, de gobiernos crueles y antidemocráticos. Aquí se desconoce que es el terrorismo estatal y la sangrienta lucha, entre los partidos políticos.
Sus ejemplares Fuerza Armadas a diferencia de las otras de Latinoamérica, se han distinguido por su respeto irrestricto a la Democracia. En el turbulento río de la historia latinoamericana luego de dos siglos de republicanismo adulterado y las guerras civiles que tal irrespeto ha generado, sólo el Ecuador se presenta como un remanso de paz, fruto de la justicia social, que ha imperado en esta Nación ejemplar.
Al enterarme de la muerte de los inocentes mártires colaboradores del Diario EL COMERCIO, profundamente impactado de rodillas y de lo más profundo de mi alma, salió esta oración: Dios Padre celestial no permitas que a tu Ecuador, lo conviertan en otra Colombia.