La concepción más directa de la palabra falacia es la de un argumento que parece válido, pero que no lo es.
Me parece que esta palabra define con claridad los teatros de los concursos, tal y como fueron concebidos por personas sin preparación adecuada, o, con intereses malvados en contra de la sociedad ecuatoriana.
Partimos del hecho de que, el instrumento de “concursos” no fue una idea original si no una copia de lo implementado en otros países, con la idea de manipular los procesos y de instalar en instituciones claves a gente mediocre, afecta al régimen que los aúpa.
Los concursos que se han realizado en Ecuador, son, casi todos, una verdadera falacia. Sus resultados confirman esta afirmación: contralores que recibieron cien sobre cien, y, que resultaron un verdadero chasco, como Carlos Pólit, fiscales, también con notas cien sobre cien o muy cercanas, que fueron una verdadera vergüenza como el señor Galo Chiriboga y el señor Baca Mancheno.
Hoy en día, escuchamos una verdadera payasada como aquella de exigir un perfil sicológico a los candidatos a ocupar el puesto de Contralor. Estos señores que esto piden no pueden echar un vistazo a la historia, donde se ha tenido muy buenos contralores sin necesidad de concursos ni de perfiles sicológicos: Hugo Ordóñez, Alfredo Corral, Marcelo Merlo, y así algunos ciudadanos que por méritos ampliamente reconocidos por la ciudadanía ocuparon el puesto de Contralor, sin devenir en prófugos ni encarcelados.